lunes, 11 de abril de 2011

España en la memoria



(uno de los ricos pancitos para el desayuno que hacian entre la Fran y la Camille)

Cuando pensé la idea del blog, tenía claro que su finalidad era transmitir las vivencias de manera rápida y fluida. Primer fallo de cálculo.

Además de eso, creí que lo que escribiera, iba a serle útil a todo aquel que se animara a recorrer los mismos lugares por los que nosotros hemos pasado. Segundo fallo de cálculo.

La verdad es que no funcionó ni lo uno ni lo otro, simple y curiosamente, porque no tengo tiempo. Es una gran paradoja, pero el estar moviéndose constantemente, te da pocos días muertos en que uno pueda dedicarse a escribir en el blog (a diferencia de mi cuaderno de viaje, que lo tengo más rayado que dibujo de la Nachita, por poder usarlo en buses, estaciones, aeropuertos, etc.).

Por lo mismo, tomé la decisión de utilizar este espacio, ya no para contar como se va de un lugar a otro, sino que, para expresar las sensaciones de viajar sin tener cercana la fecha de regreso. El ser un nómade, conocer personas nuevas todos los días y nunca estar quieto. (jajaja que desvergonzado, nunca di ni un dato en realidad, y siempre lo hice de la forma en que ahora lo describo).

La cosa es que España se acabó (al menos por ahora) y ya que esos 22 días terminaron, se puede hacer un recuento de lo que ese país nos dejó, le dejamos y extrañaremos.

Hay una cita de Pere Casaldáliga que transcribo; “Al final del camino me preguntarán: - ¿Has vivido? ¿Has amado? Y yo, sin decir nada, abriré mi corazón lleno de nombres.”

Creo que detrás de estas palabras, se refleja de la mejor forma, lo que significa, al menos para nosotros, un viaje.

Ya España no es un país de la península ibérica, o un miembro de la unión Europea. Hoy España es; la pasión con la que Isabel amaba a su país, las miles de piedras armadas por diferentes civilizaciones que hoy se conservan o se perdieron en los diferentes rincones de su territorio. Es los campos de trigo y avena que inundaban las laderas en Andalucía. Es el conocimiento y amor por la naturaleza que nos transmitieron Rafa y José. El multicultural país que nos permitió hacernos amigos de una belga con el alma diáfana y abierta. Es todas esas personas anónimas que nos ayudaron a encontrar una dirección, nos saludaron, se rieron con nosotros o se burlaron de algún chilenismo que se nos escapó por la confianza. España es aceite de oliva y pan con tomate. Es la dedicación y significancia con la que Fernando cocinaba una paella, o la sonrisa fácil y la entrega desinteresada de Lourdes. España es música en cada esquina y es también esa gallina que aleteaba mientras yo la tenía de las patas.

Por otro lado, fue un gran aprendizaje para nosotros mismos. Enfrentarnos a situaciones tan variadas, hacer con fuerza eso que teníamos miedo y hasta reírnos de lo que antes nos hubiera avergonzado.

Aún es muy poco tiempo el que llevamos en esta travesía (1 mes), pero viajando, ese tiempo equivale a varios años en nuestras rutinas de antaño.

Por otro lado, no solo estamos disfrutando en el día a día lo que va ocurriendo (que es hoy lo mas nos revoluciona), sino que estamos construyendo un castillo, piedra a piedra, para que un día de viejos, veamos con honor todas esas cosas que nos atrevimos a hacer. Estamos dentro del sueño.

He descubierto también que Madrid y Barcelona son extremadamente diferentes, pero inmensamente hermosas. Que no viviría en ninguna de ellas, pero se lo recomendaría a todos. Que Sevilla se unió a mis ciudades favoritas del mundo (que fuera de Chile, aun ni llenaban el podio con Baires y Bremen). Que Granada y Toledo son dos joyas de la historia y que solo pasear por Andalucía, te puede hacer alucinar con lugares como Ronda, Zahara de la Sierra o esas montañas rasguñadas por el tiempo, que me ayudaron a darme cuenta que no solo se trata de ciudades y monumentos.

Ya llevamos una semana en Inglaterra, y desde acá España se ve colorida y calurosa. Y sin duda dejó huella. Mientras tanto, nosotros seguimos rodando por un buen tiempo.


(un significativo lugar donde estuvieron antes de partir en sus travesías Colon, Magallanes y Elcano, quien también estuvo al volver de la primera vuelta al mundo)